viernes, 7 de octubre de 2011

Gaia: Los Canutos de Cádiz

Hoy vamos a conocer una zona singular de la Península Ibérica: Los Canutos de Cádiz. Se ubican en uno de los alcornocales más importantes del Mundo y el más grande de la Península. El Parque Natural de los Alcornocales goza de buena salud gracias al interés de mantener los alcornoques para la extracción de corcho, que se lleva haciendo en estas tierras desde muy antiguo. El Parque recorre el territorio desde Tarifa hasta más allá de Jerez de la Frontera. Se trata de una zona con bastante humedad y abundantes precipitaciones. Esto tiene dos efectos: uno es que, a pesar de estar en plena región mediterránea, es un clima similar al subtropical y el otro es que favorece la presencia de abundante vegetación aportando un aspecto selvático. Esta riqueza florística está acompañada por una también gran riqueza faunística. Además de los alcornoques, podemos encontrar grandes masas de quejigos o roble andaluz con un elevado número de musgos y líquenes así como helechos y otros vegetales epífitos (que viven sobre el quejigo). Acompañando a alcornoques y quejigos es frecuente la presencia de otros elementos como el acebuche (variedad de olivo silvestre) y roble melojo o rebollo.

Después de conocer el lugar, vamos a lo que nos ha traído hasta aquí: los canutos. El Parque está formado por sierras que dan lugar a pequeños valles encajonados recorridos por arroyos. En ellos se da la aparición de bosques de galería o de ribera únicos en el continente europeo: los bosques subtropicales o de laurisilvas. Es el último punto de Europa con un bosque subtropical. Algo así como un vestigio de otros tiempos. Entre las especies vegetales que podemos encontrar está, por supuesto, el laurel (laurisilva significa bosque de laurel) acompañado del rododendro, avellanillo o arraclán, durillo, aliso, acebo y varias especies de helechos tropicales. En los canutos habitan algunas de las plantas vasculares más antiguas de la Tierra, que solo pueden encontrarse también en lejanos bosques tropicales.

Pero eso no es todo. Ya hemos dicho que hay también riqueza faunística. En sus tierras se encuentra la mayor población de meloncillo o mangosta común de Europa, la última población de corzos andaluces de la raza morisca (en el límite suroccidental de la distribución mundial de la especie) y, aunque no está muy claro, también podría haber algún ejemplar de linde ibérico. Además, habita allí la araña negra de los alcornocales (Macrothele calpeiana) de gran tamaño, el único arácnido protegido por la Unión Europea. Todo ello acompañado de una gran variedad de mamíferos como ginetas, nutrias, turones, comadrejas, gatos monteses, ciervos, cabras montesas y corzos, amén de una lista interminable de aves migratorias.

Es, pues, un lugar singular y de altísimo valor biológico que debemos hacer lo posible por conservar. De momento, se mantiene para poder extraer corcho, pero sufre muchas amenazas como proyectos de autopistas, presas, infraestructuras militares o campos eólicos. El cambio climático está haciendo que su clima sea cada vez seco, poniendo en riesgo las características que hacen de este punto un lugar único en Europa.

Disfruta de este bosque desde el respeto y la admiración a la naturaleza, para que tesoros como este sean un bonito legado para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y los hijos de los hijos…





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